Todos (sí, todos) jugamos más de lo que pensamos


Descubre cómo, sin darnos cuenta, nuestra vida cotidiana y los videojuegos están más conectados de lo que imaginamos.

Por Juan Pablo Veiga*

¿Te consideras un gamer? Para muchos, la respuesta inmediata podría ser “no”. El término “gamer” evoca imágenes de personas con auriculares frente a pantallas brillantes, inmersas en mundos virtuales donde la realidad pasa a un segundo plano. Sin embargo, una verdad más amplia y quizás sorprendente merece ser reconocida: todos jugamos, aunque no lo notemos.

El término “gamer” ha ganado popularidad en las últimas décadas, paralelo al creciente auge de los videojuegos. Pero, aunque no todos posean una consola o pasen horas en competencias en línea—o en ese adictivo juego de trivia o de palabras en tu teléfono—, los mecanismos detrás de los videojuegos han infiltrado nuestras vidas diarias, transformando incluso las actividades más ordinarias en experiencias que podrían clasificarse como “jugar”.

Considera esto: acumular puntos en un programa de recompensas de un supermercado para obtener descuentos en tu próxima compra, o usar una app de preguntas y respuestas para medir cuánto has estudiado antes de un examen importante. Tal vez estás intentando superar tu propio récord diario de pasos con una app de fitness o buscando completar metas semanales en una app de idiomas para ganar una medalla digital. ¿Te suena familiar? Estas actividades, aunque alejadas de la idea convencional de “jugar”, se basan en los mismos principios que los videojuegos: desafío, recompensa, progreso, competencia, entre otros.

Este fenómeno no es nuevo, aunque se ha vuelto más concreto en los últimos años. Desde la aparición de los primeros videojuegos en las décadas de 1950 y 1960, como “Tennis for Two” de William Higinbotham y “Spacewar!” de Steve Russell, los principios del juego han ganado tracción. Sin embargo, fue con el lanzamiento de “Pong” en 1972 y la posterior popularización de consolas como la Atari 2600 que los videojuegos comenzaron a penetrar en la cultura de masas.

A medida que los videojuegos se convirtieron en una industria multimillonaria, superando tanto a la música como al cine combinados, los elementos de juego comenzaron a aparecer en otros contextos. A principios de la década de 2000, conceptos como la “gamificación”—el uso de elementos de juego en situaciones que no son juegos—comenzaron a implementarse en marketing, educación y atención médica. Ya no se trataba solo de entretenimiento; se trataba de motivar e involucrar, haciendo que las personas participen más activamente en tareas que de otro modo podrían parecer rutinarias o aburridas.

Así que hoy, cuando canjeas rápidamente tus puntos bancarios antes de que expiren, o cuando te esfuerzas por ir al gimnasio todos los días para entrar en un sorteo mensual, estás jugando. No porque busques diversión, sino porque las estructuras de los juegos están diseñadas para mantenernos comprometidos y motivados, a menudo sin que siquiera lo notemos.

En un mundo cada vez más interconectado, donde el Internet de las Cosas nos mantiene conectados a la tecnología en cada aspecto de nuestras vidas, los mecanismos de los videojuegos se han convertido en una parte integral de nuestra rutina diaria. De alguna manera, todos somos “gamers”. Jugamos cuando aceptamos un desafío, buscamos una recompensa, competimos o nos esforzamos por progresar en cualquier aspecto de nuestras vidas.

Por lo tanto, tal vez sea bueno reflexionar sobre cómo todos jugamos, cada día, sin siquiera notarlo. Porque, al final del día, los videojuegos nos han enseñado que la vida también puede ser un juego: uno en el que la recompensa no siempre es tangible, pero donde el desafío es lo que nos mantiene en movimiento.

Juan Pablo Veiga es Vicepresidente de Brand Gamification™ en etermax. Su trabajo se centra en conectar a los consumidores con organizaciones y marcas a través de oportunidades de asociación, soluciones de gamificación, experiencias de entretenimiento atractivas y formatos publicitarios únicos.

,

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *